martes, 3 de mayo de 2011

“ La educación y la neurociencia “.

  La educación y la neurociencia “.

Las Neurociencias, que en los últimos años vienen revelando los increíbles misterios del cerebro y su funcionamiento, aportan al campo pedagógico conocimiento fundamentales acerca de las bases neurales del aprendizaje, de la memoria, de las emociones y de muchas otras funciones cerebrales que son, día a día, estimuladas y fortalecidas en el aula.
Que todo agente educativo conozca y entienda cómo aprende el cerebro, cómo procesa la información, cómo controla las emociones, los sentimientos,   los estado conductuales, o cómo es frágil frente a determinados estímulos, llega a ser un requisito indispensable para la innovación pedagógica y transformación de los sistemas educativos.
En este sentido, la Neuroeducación contribuye a disminuir la brecha entre las investigaciones neurocientíficas y la práctica pedagógica.
La mayoría de los sistemas educativos de los países depararon grandes desafíos para este milenio: la universalización, la innovación, el fortalecimiento y el mejoramiento de la calidad de la educación.
En definitiva, la calidad de la educación está directamente relacionada con la
calidad del educador.

“Educar  las emociones,   para la vida"
     
Amanda Céspedes, neurosiquiatra infantil y su nuevo libro: Los padres creen que son más débiles si escuchan a sus hijos.  En su nuevo libro impulsa a los padres a cambiar los castigos por conversaciones.  

Hace un tiempo, saliendo de una estación del metro a la hora de mayor tránsito, la neurosiquiatra Amanda Céspedes se encontró en el camino con una joven mamá que no hacía más que gritarle a su hijo, un niñito de unos cuatro años sumido en un berrinche incontrolable. Entonces, no pudo evitar involucrarse:

- Fui muy dura con ella y le dije que no podía tratar así a su hijo. Ella se sentó en el suelo y me dijo, entre lágrimas: si usted supiera el nivel de estrés que tengo... Yo me quedé pensando que es cierto, que todos hoy vivimos con estrés. Pero eso no da permiso para desquitarse con los niños. Le dije: ¿por qué no lo tomas y le das un beso? Si le transmites tu cariño, ese niño será un bálsamo para tu estrés. Pero si lo tratas mal, eso sólo aumentará tu tensión.

Decirle esas palabras a la mujer la dejó tranquila por un rato. Pero luego se sintió culpable. Después de todo -reflexionó- , ni las madres, ni los padres, ni los profesores están preparados para cambiar el modelo de crianza que se ha impartido de generación en generación, donde el castigo y la imposición de disciplina parecen ser las únicas herramientas para imponer normas y límites a los niños. 

A esas madres, a esos padres y a esos profesores, está dirigido su último libro, "Educar las emociones, educar para la vida" (Editorial Vergara) -que se presentará este próximo domingo 9 de noviembre en la Feria Internacional del Libro, una suerte de secuela de su primera entrega, "Niños con pataletas, adolescentes desafiantes", donde analizaba cómo las conductas rebeldes infantiles debían tomarse como señales de un problema, más que como simples caprichos.

Esta vez, el tema principal es cómo los adultos -que se quejan de estar criando niños cada vez más insolentes, desafiantes, rabiosos y que no saben tolerar la frustración- pueden revertir este panorama y educar las emociones de los niños desde sus primeros años de vida.

- Hay una tendencia erróneamente implantada entre los adultos a disciplinar a los niños antes que educarlos emocionalmente, y esto tiene un tremendo impacto más adelante en su adolescencia y adultez, cuando salen y se enfrentan a la vida, en lo que se llama la "inteligencia emocional".

Un niño sin educación emocional, dice, después se va a mostrar como un jefe descalificador, insolente, que no sabe escuchar y que no sabe comunicarse con sus subalternos; también tendrá problemas con su pareja y con sus cercanos. Será una persona llena de resentimientos, que no cree en sus capacidades y es dependiente emocionalmente.

- A los hijos no hay que educarlos para que se porten bien en el día y los dejen leer el diario; hay que educarlos para el futuro. Para que 20 años después puedan ser adultos educados emocionalmente. Hay un dicho muy bonito: los hijos son nuestro futuro, pero no es así. Nosotros somos el futuro de nuestros hijos, porque como los eduquemos hoy será cómo serán ellos en el futuro.






“ La educación y la neurociencia “.